jueves, 12 de enero de 2012

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RUMBO AL 9no PUNTO DEL RECORRIDO

"¿QUÉ HORA ES?"
de Ettore Scola

1ra parte


El abogado Ridolfi va a visitar a su hijo a Civitavecchia, donde está haciendo el servicio militar. Es su día de franco y es una buena ocasión para encontrarse con su muchacho. Al fin y al cabo se ven menos de lo que él quisiera. A los minutos de estar juntos el padre le cuenta a Michele que le ha comprado un auto, una bruta máquina que tantos estarían felices de tener, pero no el muchacho a quien no le interesan los autos.

Pero hay más: papá tiene una sorpresa para él: le va a comprar un ático, en una de las zonas más bellas de Roma. "Podrás allí atender a tus clientes; en cuanto regreses del servicio militar le pego un llamado al escribano y firmás". "¿Pero qué clientes, papá?, ¡soy licenciado en letras!". Bueno, Michele, podrás escribir, podrás... El entusiasmo del doctor Ridolfi no encuentra eco en el hijo, pero está tan deseoso de darle a su hijo, y el día juntos recién comienza. Van a tomar un café...




Transcurre la mañana vagando por Civitavecchia y en eso los intentos paternos por sintonizar el deseo de su hijo. Encontrar su frecuencia para asertar con los bienes que motoricen su anhelo. Son tan distintos: uno verborrágico, el otro reservado. Uno con el apetito de las ciudades y lo que se llama el progreso, el otro con la calma pueblerina y un semblante dubitativo que sostiene la certeza: "soy inconstante". Se ha hecho la hora de almorzar...



Pasan las horas y estos dos tipos tan diversos juegan juegos literarios, hablan de Petrarca y del Dante. El hijo se sorprende de cuánto sabe de eso su padre. Entonces se entusiasma con otro juego...



Aún en la diferencia, han encontrado un código en común y las horas pasan gratas. Hasta han terminado comprándose el mismo modelo de zapato. Sobre lo "chic" del vestir está hablando el incansable papá cuando...



Algo empieza a tensarse en el aire del día. El padre siente que entre él y su hijo se pasea un abismo que ninguna literatura podrá desvanecer. Intuye en cada signo que el hijo preferiría estar con otros y no con él en esas horas que se alargan. Descubre en eso que Michele tiene una novia, insiste en conocerla. Uno puede suponer que encuentra en ello otro rasgo en común: a pesar de lo que podía suponer Michele tiene éxito con las mujeres. La marea lo acerca y enseguida lo aleja de la orilla de su propia sangre. Como sea, el día avanza: quedan un par de horas para que su tren parta hacia Roma y el mundo...

continuará

miércoles, 11 de enero de 2012

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RUMBO AL 9no PUNTO DEL RECORRIDO

"¿QUÉ HORA ES?"
de Ettore Scola

2da parte


Termina el día y el papá de Michele insiste en ir a conocer el bar donde él suele ir. En medio del barullo de los pescadores y sus partidas de naipes, don Pietro, el tabernero lo recibe con alegría: "¡abogado, no sabe el placer que tengo de conocerle!; le insistí a Michele en que lo trajera esta noche pero me dijo que no podía"...




El abogado Ridolfi se excusa, ya es hora de partir. El hijo lo quiere acompañar, él le dice que no, que se quede con sus amigos. Se va, camino a la estación. Michele lo sigue...




ÚNICA CONSIGNA


¿Oíste hablar de cierta idea, muy divulgada en el mundo psi: "somos hablados por el Otro"?
(frase que guarda este significado:
"estamos marcados por las interpretaciones y los deseos de ciertos Otros que son fundamentales en nuestra vida;
vivimos al calor de las marcas que nos dejan"

el mismo que resuena en los versos de Serrat sobre los hijos:
"cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros temores y nuestro porvenir" ).


Te propongo ubicar en las cosas que va diciendo Michele
(el hijo),
signos que ejemplifiquen la idea de que "somos hablados por el Otro".

Luego, en nuestro encuentro trataremos
de precisar
por qué cuando Lacan habla de significante
está diciendo lo opuesto a ese "somos hablados por el Otro".